3.12.10

Las Formas del Fuego

Pavel Gómez

Publicado en El Mundo, el martes 30/11/2010

Aun hacerlo bien tiene sus costos. Pasados dos años, desde que levantó vuelo el más reciente huracán económico, los países emergentes encabezan la lista de las más rápidas recuperaciones. Pero aun hacerlo bien tiene sus costos.

Mientras muchos países desarrollados arrastran el peso de un alto desempleo, lenta recuperación de la confianza, riesgos de deflación y extrema fragilidad de sus sistemas financieros, los países emergentes muestran exactamente lo contrario: creciente confianza de los consumidores y los inversionistas, estabilidad financiera y prometedores perfiles de crecimiento. Pero he allí su talón de Aquiles. La robustez de sus economías engendra una temida amenaza: la apreciación de sus monedas. Frente a esto, las alarmas de una guerra de monedas, y su colateral, una guerra comercial, están encendidas.

El caso más sonado es la tensión monetaria entre China y los Estados Unidos. Pero este no es el único. Otros países, entre ellos varios latinoamericanos, se han visto tentados a manipular el precio de sus monedas para no perder competitividad. El problema es que si la manipulación se propaga, entonces podría activarse una nueva ola de proteccionismo, de la cual los consumidores serían los principales perdedores.

Los detonantes

El origen de esta tensión se ubica en el desbalance actual entre los países desarrollados y los países emergentes. Y en este caso, el problema de los países emergentes es precisamente que la balanza se inclina a su favor.

Los países desarrollados tienen graves problemas de confianza. Sus consumidores han frenado su consumo, con el objetivo de guardar recursos para sobrevivir en un futuro incierto. El elevado desempleo y la poca confianza en una solución rápida los ha tornado conservadores: prefieren ahorrar y reducir el endeudamiento antes que consumir con dinero propio y deuda. Esta caída del consumo es muy mala noticia para las empresas. Muchas cierran y otras reducen su escala de producción, lo cual se traduce en más desempleo y menores salarios, alimentándose un círculo vicioso de menor consumo y menor producción.

Estas trampas de recesión tienen costos sociales, económicos y políticos muy importantes. Las caídas económicas tienen profundos efectos sociales, y estos a su vez, producen disconformidad con los políticos que tienen el timón. El resultado de las recientes elecciones en los Estados Unidos es un elocuente ejemplo de esta cadena de malestares y culpas. Frente a estos riesgos, los políticos tratarán naturalmente de tomar medidas que despierten a sus economías del letargo que amenaza sus puestos. Las medidas de estímulo a economías en recesión suelen ser de dos tipos: fiscales y monetarias. Las primeras se traducen en inyección de gasto público. Las segundas se expresan en reducción de tasas de interés e inyección de dinero inorgánico.

La idea es que con menores tasas de interés y más dinero circulando resultaría más atractivo endeudarse a familias y empresas. Crédito más barato para las primeras reduce el costo de la deuda destinada al consumo y reduciría los incentivos a mantener dinero en cuentas de ahorro y otros instrumentos financieros. Crédito más barato para las empresas reduce los costos financieros de las inversiones. El problema es que cuando la Reserva Federal inyecta más dólares en la economía norteamericana también inyecta más dólares en todo el mundo. Y una parte de estos dólares viajarán a otros países en busca de mejores rendimientos. Allí es cuando las menores tasas de interés y la mayor cantidad de dólares circulando comienzan a ser malas noticias para las economías emergentes.

Los muchachos prometedores

Las economías emergentes han hecho muy bien su tarea económica durante las dos últimas décadas. Lideradas por China, la India y Brasil, los países en desarrollo son locomotoras que operan a velocidades relativamente altas y muestran excelentes perspectivas de crecimiento futuro. Por otro lado, buenas dosis de disciplina fiscal y monetaria han mejorado sustancialmente sus perfiles inflacionarios. Hoy día las inflaciones de la gran mayoría de los países emergentes son de un dígito, y en muchos casos son inferiores al 5%.

Con el crecimiento de sus economías, en los países en desarrollo ha crecido la clase media. El crecimiento de este estrato significa crecimiento del consumo. Más consumo predice buenas perspectivas para la inversión, y entonces se completa un círculo virtuoso de oferta y demanda. Las mejoras en estas dos categorías son alimentadas, también, por tasas de interés relativamente menores que las mostradas por estos mismos países hace dos décadas. Así, las nuevas generaciones conocen menores costos de endeudamiento que sus padres.

Los efectos negativos de la bonanza

El principal peligro que enfrentan muchos países emergentes es la apreciación de sus monedas y la consecuente pérdida de competitividad externa de sus industrias. Los intentos de frenar esta amenaza constituyen la pólvora de una guerra generalizada de monedas y de un posible resurgir del proteccionismo.

La paradoja de la bonanza es que una elevada entrada de capitales a un país fortalece su tasa de cambio de moneda nacional por divisas. La teoría económica de primer grado nos enseña que si aumenta la oferta de un bien, entonces su precio caerá. Esto es lo que ocurre con el precio de las divisas expresado en moneda nacional. Por ejemplo: el tipo de cambio de Chile hace cuatro meses era de 520 pesos chilenos por dólar y hace unos días estaba en 481 pesos chilenos por dólar. Esto representa una apreciación de cerca del 8%. Mientras menor es la tasa de cambio de pesos por dólar, entonces menos competitivos son los productos chilenos en el exterior. Algo similar ha ocurrido en países como Colombia, India, Singapur y Malasia, cuyas apreciaciones acumulan un promedio de 6,5% en el último año.

Esta apreciación se origina en una alta entrada de divisas, lo cual a su vez tiene tres fuentes fundamentales: a) el aumento en los precios de las materias primas; b) tasas de ganancias de las industrias locales mayores que las observadas en los países desarrollados; y c) tasas de interés mayores en los países emergentes que en los países desarrollados.

Los precios de las materias primas han crecido impulsados por la demanda de esas dos turbinas que son China e India. Mayores precios de las materias primas se traducen en mayores ingresos de divisas para muchas economías emergentes.

El crecimiento de la actividad industrial en los países emergentes, y las perspectivas de sostenibilidad, se traducen en mayores tasas de ganancias para inversiones reales en estos países que las esperadas por inversiones semejantes en países desarrollados. Esto crea un influjo de fondos que toma la forma de inversión extranjera directa.

El crecimiento sostenido tiene efectos secundarios: tarde o temprano amenaza con remolcar la inflación, mal que los países en desarrollo no desean ver revivido. Para reducir esta amenaza es preciso aumentar las tasas de interés locales, para así encarecer el crédito y moderar el crecimiento del consumo y la inversión. El problema es que estos aumentos de las tasas locales ocurren al mismo tiempo que los países desarrollados las reducen. El diferencial de tasas de interés resultante impulsa a muchos capitales a emigrar desde los países desarrollados hacia las economías emergentes.

Las manipulaciones cambiarias y las amenazas de guerras comerciales

Frente a las presiones hacia la apreciación de sus monedas, los países emergentes se ven tentados a manipular sus tipos de cambio. Esto se manifiesta en barreras a la entrada de capitales e intervenciones directas de los bancos centrales como grandes compradores de divisas. El caso más emblemático es el de China. Este país tiene varios años usando limitaciones a la entrada de capitales y compras masivas de bonos del tesoro norteamericano, como formas de esterilizar parte del influjo de divisas, y de esta manera mantener un tipo de cambio de yuanes por dólares más alto que el resultante si el mercado de divisas da cuenta del flujo real de divisas desde y hacia el país.

Al hacer esto los países buscan sostener un nivel de competitividad de sus exportaciones, usando una suerte de subsidio cambiario. La reacción de los países cuyos productos compiten con los favorecidos por este tipo de política cambiaria tomaría dos formas: 1) imitar las manipulaciones cambiarias, con lo cual se desencadena una guerra de monedas; o 2) fijar altos aranceles a los productos importados desde países que usan subsidios cambiarios, lo cual puede provocar retaliaciones que abren la puerta a guerras comerciales.

Los potenciales costos de estos dos peligros reclaman un acuerdo cooperativo global para evitar escaladas de subsidios cambiarios o proteccionismo, cuyos principales dolientes serán los consumidores y, por supuesto, los más pobres.



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22.7.10

INFLACIÓN E INVERSIÓN (Parte I)

Para nadie es secreto que la economía global se ha complicado, sobre todo por el incremento de la inflación en algunos países, lo que genera una pérdida importante en el valor de los ahorros e inversiones.

¿Qué es La inflación?

En palabras simples un aumento de los precios de los bienes y servicios que consumen las personas que ocurre de manera continúa en el tiempo. Este incremento puede darse por períodos cortos de al menos un año o largos como en la gran mayoría de las economías Latinoamericanas.

Existen dos tipos de inflación, la llamada inflación estructural que ocurre cuando las economías crecen, ya que existe un aumento del consumo y de la actividad industrial, que presiona los costos de producción al alza (principalmente los salarios) y las empresas deben ajustar sus precios de venta. En cantidades moderadas esta inflación es como el “Colesterol Bueno” para las economías ya que ella indica que hay crecimiento.

La ventaja de esta inflación es que requiere pocos ajustes por parte de los Estados para controlarla.

El otro tipo de inflación es la llamada monetaria, y se produce cuando aumenta la cantidad de dinero, bien sea por un evento externo (aumento excesivo de los precios de los productos que se exportan), o por que el dinero es creado por el Estado para poder satisfacer las necesidades de la economía.

Debido a que el dinero vale menos, porque hay exceso de éste, los precios de los bienes aumentan dando paso a la inflación. Este tipo, es considerada como la peor de todas ya que fractura de manera importante el ingreso de las familias y el ente regulador debe tomar una serie de medidas de mayor profundidad para poder contraponer sus nefastos efectos.

¿Cómo me protejo ante la inflación?

La protección en un ambiente inflacionario depende de varios factores; entre ellos:

El tipo de inflación: Si es estructural, lo mejor es apostar a instrumentos que puedan ajustarse al aumento de las tasas de interés en la economía, mientras que si por el contrario es del tipo monetario, lo mejor es apostar a instrumentos denominados en moneda fuerte o de ajuste dinámico.

El horizonte de tiempo de la inversión: Si se necesita invertir de corto plazo, que es lo menos recomendable en períodos inflacionarios, entonces los instrumentos de ahorro deben ser lo suficientemente dinámicos y sensibles a los cambios en la tasa de interés y los impactos económicos para compensar la caída del ingreso. Por el contrario si la inversión es de largo plazo, entonces el inversionista puede elegir por instrumentos menos volátiles, pero con capacidad de ajustarse en períodos más largos.

El perfil de riesgo del inversionista: Si el inversionista es muy conservador quizás los instrumentos necesarios para combatir la inflación de corto plazo no sean los más apropiados (por ende no debería invertir de corto plazo), mientras que si el inversionista es más arriesgado, entonces hace todo el sentido del mundo invertir en el corto plazo en ambientes inflacionarios.

La capacidad de soporte financiero del inversionista: entendiendo esto como la disponibilidad de excedentes suficientes para garantizar que el inversionista no se descapitalizará producto de su inversión; esto puede verse como el poder de endeudamiento del inversionista o como su grado de libertad financiera, que le permite asumir invertir de corto o de largo plazo sólo a la espera de una ganancia, sin ver afectado su flujo de caja mínimo necesario para cubrir sus necesidades de deseos.

Estos elementos son claves, ya que identifican que instrumentos deben o pueden utilizarse, como regla general podemos decir que si Ud. es adverso al riesgo, no invierta bajo inflación en el corto plazo, lo mismo aplica si Ud. tiene poca libertad financiera o capacidad de soporte financiero.

Por el contrario si Ud. es más bien arriesgado, procure combinar varios tipos de instrumentos en vez de concentrar todo en una sola industria o empresa.

En la próxima entrega analizaremos unos instrumentos de inversión que pueden ser útiles en épocas inflacionarias.


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15.2.10

EL DILEMA DE LA PROPIEDAD PRIVADA

Esta discusión no es nueva, hace muchos años que los economistas y politólogos tienen visiones encontradas en torno al tema de la propiedad; de hecho hay extensos estudios que vinculan la existencia de la propiedad privada al desarrollo económico y otros tanto (aunque mucho menos), que intentan demostrar lo contrario.

No obstante, en aquellos países donde la propiedad privada está consagrada, la expectativa de desarrollo económico es mayor y es que la gente tiende a esforzarse más cuando es dueño de la tierra que cuando no lo es.

Por supuesto la tenencia de la propiedad tienen sus vicios, el latifundio, el monopolio, etc. son males provenientes de la acumulación excesiva de la tierra y que sólo a través de un control asertivo (no represivo), puede lograrse un equilibrio.

El problema, es que la propiedad privada es un peligro, ya que el hombre así como se esfuerza más, es capaz de defender su propiedad hasta con la vida; como me explicó un amigo experto en estas cosas, una persona es capaz de perder la vida cuando alguien intenta arrebatarle un celular en sí no por el teléfono en sí, sino porque está en juego “la propiedad” que es un instinto básico. Obviamente, esta es una aproximación muy simplificada pero Ud. puede entenderla perfectamente.

¿Es positiva la expropiación de la propiedad privada? para fines militares, sí. Totalmente. Para fines económicos, en lo absoluto. En la segunda guerra mundial los Nazi expropiaban todo en los países que ocupaban, lo mismo lo hicieron los romanos en su momento, pero es que es la única manera de mantener el control.

Económicamente, sólo es justificable en situaciones de emergencia, como el caso de la crisis financiera del año pasado, donde el estado norteamericano pasó a ser “accionista”, no dueño de algunos bancos con el fin de evitar un mal mayor.

La gracia de Cativen, tomando como referencia los Estados Financieros del Grupo Casino, le costará al país uno 806 MM de dólares. La pregunta que uno se hace es si los mercados del gobierno son tan buenos ¿porqué el Excelsior Gama de Santa Eduvigis se la pasa lleno todas las noches?.

Entonces ¿vale la pena esta inversión de dinero? Para fines militares, sí. Para fines económicos, definitivamente NO.

Hasta una próxima entrega!



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8.2.10

¿A Quién Favorece la Crisis del Sector Financiero?

El sistema financiero se debate entre dos grandes gran problemas, el primero es la fuerte incertidumbre que reina en el sistema en virtud de las múltiples intervenciones en el mercado que con razón o no, generan un clima de desconfianza en el mercado. Que ha llevado a algunos analistas tanto nacionales como internacionales a recomendar cautela frente a los títulos venezolanos, en vista de la extendida crisis que mantiene el sistema.


Adicionalmente, observamos el grado de desconfianza en la inversión interna y en la fuga de talento y capitales que se ha vivido en los últimos años.


El segundo gran problema es la falta de definición en cuando a la estrategia de política monetaria y cambiaria. Tómese como ejemplo la reciente asignación de la subasta de bonos cero cupón realizada por el Banco Central, donde varias casas de bolsa quedaron por fuera, sin explicaciones, sin lógica con arbitrariedad.


El resultado no se ha hecho esperar el precio del dólar en el mercado paralelo se disparó al precio más elevado desde mediados del mes de enero.


Esta situación ¿beneficia al gobierno? Para nada, lo que crea es mayor desconfianza. El presidente pide que los empresarios se reúnan con él para generar confianza, pero de la noche a la mañana expropia empresas, comercios, terrenos y todo lo que se parezca a empresa privada. ¿Confianza? No bajo estas condiciones.


De la misma forma ¿Beneficia a los empresarios? tampoco. Bajo este esquema, es difícil planificar para el futuro, invertir, fijar precios que sean razonables para los consumidores y que retribuyan el riesgo tomado por las compañías.


¿Es caso el beneficiado el sector financiero? Es obvio que este sector ha tenido grandes oportunidades de generar recursos y las ha aprovechado, pero tampoco es un beneficiado. El tabú que se le imprime al mercado de valores proviene del desconocimiento, en países como Perú, el gran desarrollo de la economía provino por los ahorros generados mediante los instrumentos ofrecidos por el sector financiero. En este sentido la evidencia empírica demuestra que en aquellos países que el sistema financiero está desarrollado hay crecimiento económico; sólo basta darle una ojeada al desarrollo de Brasil y de Chile para percatarse de esta aplastante realidad.


Es el pueblo!!! Lamento decirles que no y si creen que es así, basta simplemente mirar los niveles de inflación y desabastecimiento que estas medidas han producido en los productos de primera necesidad, que no son sólo alimentos, sino vestido, calzado, educación, entretenimiento y vivienda entre otros.


Más aún, si se limita al sistema financiero, las posibilidades de proteger los ahorros y generar la riqueza necesaria que garantice un retiro digno, se desvanecen cada vez más ya que hoy en día Ud, cuenta al menos con el mercado alternativo para transformar sus bolívares en moneda dura y protegerse de los embates de la pérdida de valor de la moneda local; pero limitando el sistema a sólo la banca, lo que trae como resultado es que sólo queden cuentas de ahorro cuyo desempeño tiene años por debajo de la inflación.


¿Cuál es la estrategia? En mi opinión es un pastel de cosas y preceptos anticuados que pretenden limitar la capacidad de generación de riqueza por considerarla negativa. Un conjunto de pruebas de ensayo y error que se realizan a ver si se puede mantener estabilizada una economía que hace tiempo tiene socavadas sus bases.


Pero esto no es importante para el ciudadano de a pié, a él lo que le importa es como llevo comida hoy a la casa, pero considere Ud. esto: La economía venezolana es como el difunto viaducto a La Guaira y Ud. para llevar comida a la casa tiene que cruzarlo todos los días, por el camino que vamos ese puente un día colapsará y Ud. se quedará en uno de los dos extremos o sin poder salir a buscar comida, o sin poder llevarla a la casa.


Hasta una próxima entrega!



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1.2.10

UNA CRISIS DE VALORES

En una conversación de esas familiares de fin de semana, discutíamos acerca del papel que debería tener el Estado en la conducción del país y todos de una forma u otra, parecíamos coincidir con la idea de un Estado regulador, que ejerza control no represión sobre los llamados factores de producción y que provea el piso regulatorio necesario, para que exista confianza en las instituciones del país.

Esta concepción deja una pregunta abierta, ya que si el estado debe encargarse de la salud, la educación, la defensa y la administración de justicia; entonces ¿tiene sentido un Estado empresario? Las respuestas pueden ser varias y hay casos a favor y en contra. En lo personal, considero que el Estado no debería ser un actor directo en la actividad empresarial, salvo en casos excepcionales.

Hacia el final de la discusión, nos topamos con esta idea: que pasa si el Estado falla como regulador, ¿es responsable de los problemas del país?. Tomemos como ejemplo la reciente crisis financiera;¿es culpa del Estado que los Administradores de Instituciones Financieras hayan llevado a estas empresas a la quiebra por su falta de ética?

En teoría, el Estado es un regulador de la actividad, no de la condición humana por lo que no podríamos culparlo por la falta de ética de los empresarios, pero no podemos negar que si hay una corresponsabilidad , en el momento en que permite que se realicen operaciones y se tomen acciones que atenten contra los ahorristas, inversionistas, consumidores, etc. El mercado no es capaz de autorregularse; esto es como pedirle a los jugadores de un equipo de fútbol que no le den una zancadilla a un jugador que se escapa con el balón. Lo vana hacer al menos que haya un árbitro corriendo al lado para ver la jugada. Es una problmea de la condición humana de sus valores.

Es por ello que Estado no puede ser el culpable de todo, como tampoco el sector privado, pareciera ser entonces que la causa radica no en ámbito de la regulación, sino en el de los valores, de los principios, de la ética, de la moral.

Todo esto puede parecer absurdo e inútil, pero en el fondo nos explica muy bien lo que está pasando, no estamos ante una crisis económica, ni política; estamos ante una crisis de valores y Venezuela no es la excepción, hay falta de valores democráticos, civiles, sociales, personales… y esta carencia la tenemos que combatir hoy en día informando, educando, actuando correctamente y demostrando que hay valores más fuertes e importantes que un discurso populista, que una oportunidad de negocio, que un cargo político o una investidura presidencial.

Hasta una próxima entrega.



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25.1.10

¿PORQUÉ NO BAJA EL PERMUTA?

La respuesta a esta pregunta tiene dos componentes: el primero es la cantidad de dólares disponibles en el mercado para comprar y el segundo, son las expectativas que tienen los inversionistas en torno a la conflictividad política del país.

Las subastas ofrecidas por el Banco Central en las últimas dos semanas no han sido suficientes para satisfacer la demanda de divisas de los inversionistas y es que hay que considerar que los ingresos del país cayeron fuertemente en el 2009 y eso obligó a CADIVI a reducir en un 40% la entrega de divisas. Si bien es cierto que los precios del crudo se han incrementado con relación al año pasado, el ejecutivo nacional tiene una serie de compromisos y gastos tan elevados, que la realidad es que ni siquiera a 4,30 hay dinero para satisfacer las necesidades de los importadores.

Es por esto que si necesito traer materia prima o repatriar ganancias, debo ir al mal llamado Mercado Permuta y comprar al precio que aquí se establezca. Según analistas serios la demanda de dólares en este mercado en el 2009 era de 80 MM de dólares semanales, si el Estado sólo ha emitido hasta ahora 180 millones en dos semanas, y hay un rezago en divisas de al menos 3 meses, saqué ud. la cuenta y verá que al menos que haya un incremento considerable en la oferta de títulos el dólar de este mercado permuta, no tiene incentivos para disminuir de precio.

Es obvio que el gobierno puede sorprender al mercado, incrementando el monto de las subastas y cambiando el instrumento a subastar para darle mayor flexibilidad y liquidez al mercado, pero es aquí entonces cuando el otro componente hace su efecto.

La medida de devaluación, puede ser sana, un mal necesario como hacer una dieta o cumplir con un tratamiento tortuoso, pero necesita de la creación de un clima de confianza y ayuda al empresariado para sus efectos positivos se vean. Aquí es donde el Estado ha fallado, las amenazas, los conflictos, las expropiaciones, los cierres, los castigos; a fin de cuentas, la coerción, crea en los inversionistas desconfianza y esta, alimenta el apetito por la moneda dura, por salvaguardar lo duramente ganado en bolívares.

Esta incertidumbre funciona como un globo que se coloque debajo del agua, mientras lo tengas sujeto, no sale pero si te descuidas, huye hacia la superficie; el Estado puede inundar el mercado de dólares, pero si continúa el conflicto y el incremento de la desconfianza al más mínimo pestañeo, el tipo de cambio al igual que el globo, subirá.

Hasta una próxima entrada.

PD: no estoy presagiando que el dólar llegará a 8 Bolívares, simplemente, que la tendencia alcista puede mantenerse y que los esfuerzos del Estado pueden ser nulos, si no hay un clima de confianza que estabilice la percepción de los inversionistas.

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18.1.10

Re-Devaluación, Subastas y Expropiaciones

Luego de decisión de devaluar la moneda el pasado 8 de enero, el gobierno se dio a la tarea de tratar de disminuir el efecto negativo de la devaluación, anunciando controles de precios, aumento del salario mínimo y la oferta de subastas de bonos por parte del Banco Central para intervenir el llamado “mercado paralelo” de divisas.


Más aún el presidente ha redefinido el término económico indicando que la medida adoptada fue una Revaluación del bolívar, lo cual simplemente persigue tratar de minimizar el drástico efecto que implica la medida en sí.


Quizás lo más interesante de todo esto es la percepción internacional, que ha visto positiva la medida e inclusive le ha otorgado a la nación una mejora en su calificación de riesgo, lo cual ha hecho que la deuda sea más atractiva en los mercados internacionales generando aumentos de más de 15 por ciento en los precios de algunos de los títulos de esta.


Los inversionistas internacionales ven el lado positivo; menos necesidad de emitir deuda, para financiar necesidades internas en bolívares y un ajuste al desequilibrio del mercado cambiario. Todo parece indicar que la medida cumplió su efecto.


Para complementar todo el gobierno anuncia subastas de títulos que en realidad son más bien ofertas ya que el precio es fijo; es decir no hay la famosa puja que tradicionalmente hay en este tipo de eventos, lo cual tiene lógica ya que el gobierno no quiere que el dólar alternativo se dispare y ante la fuerte demanda por la moneda y la poca oferta, lo más seguro es que el precio se dispare.


En todo caso; estas subastas le otorgan un respiro al mercado, ya que si bien no se reciben los dólares inmediatamente, hay la posibilidad de obtenerlos. El problema aquí radica en que este esquema posiblemente no baje el precio del dólar, ya que nadie va a salir de sus dólares hoy a un precio inferior a 5,8 para tener que esperar tres meses para recibirlos a 5.


Esta situación quizás mejore, en la medida que el estado utilice otros títulos, como por ejemplo los bonos recomprados de PDVSA que hoy en día se cotizan mucho mejor que en el pasado y que podrían impulsar aún más el mercado hacia la baja.


Hasta ahora todo bien, hasta que volvemos a llegar a la barbarie de las expropiaciones. ¿No era más fácil ceder un poquito y reunirse con el sector comercial los empresarios y llegar a un acuerdo? Es más yo creo que el sector comercio podría haber aguantado un poco el aumento de precios ya que muchos de ellos ya tienen sus precios con el dólar a 10 bsF. No digo que sean unos santos, pero cerrar comercios y expropiar.


¿Con qué dinero piensa el Estado expropiar? Todavía no ha cumplido los compromisos de las expropiaciones anteriores y sus ingresos se han reducido ¿entonces?. ¿Dónde está la generación de confianza?. A este paso el posible efecto positivo de la devaluación pase muy rápido y tendremos la misma situación de riesgo, con un precio del dólar más caro.


Si la intención es sofocar el aparato productivo y a los sectores financiero y empresarial del país para hacerlo sucumbir; van por muy buen camino, sólo espero que en el camino no terminen chamuscados ellos mismos.


Hasta una próxima entrega!



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