¿Qué es La inflación?
En palabras simples un aumento de los precios de los bienes y servicios que consumen las personas que ocurre de manera continúa en el tiempo. Este incremento puede darse por períodos cortos de al menos un año o largos como en la gran mayoría de las economías Latinoamericanas.
Existen dos tipos de inflación, la llamada inflación estructural que ocurre cuando las economías crecen, ya que existe un aumento del consumo y de la actividad industrial, que presiona los costos de producción al alza (principalmente los salarios) y las empresas deben ajustar sus precios de venta. En cantidades moderadas esta inflación es como el “Colesterol Bueno” para las economías ya que ella indica que hay crecimiento.
La ventaja de esta inflación es que requiere pocos ajustes por parte de los Estados para controlarla.
El otro tipo de inflación es la llamada monetaria, y se produce cuando aumenta la cantidad de dinero, bien sea por un evento externo (aumento excesivo de los precios de los productos que se exportan), o por que el dinero es creado por el Estado para poder satisfacer las necesidades de la economía.
Debido a que el dinero vale menos, porque hay exceso de éste, los precios de los bienes aumentan dando paso a la inflación. Este tipo, es considerada como la peor de todas ya que fractura de manera importante el ingreso de las familias y el ente regulador debe tomar una serie de medidas de mayor profundidad para poder contraponer sus nefastos efectos.
¿Cómo me protejo ante la inflación?
La protección en un ambiente inflacionario depende de varios factores; entre ellos:
El horizonte de tiempo de la inversión: Si se necesita invertir de corto plazo, que es lo menos recomendable en períodos inflacionarios, entonces los instrumentos de ahorro deben ser lo suficientemente dinámicos y sensibles a los cambios en la tasa de interés y los impactos económicos para compensar la caída del ingreso. Por el contrario si la inversión es de largo plazo, entonces el inversionista puede elegir por instrumentos menos volátiles, pero con capacidad de ajustarse en períodos más largos.
El perfil de riesgo del inversionista: Si el inversionista es muy conservador quizás los instrumentos necesarios para combatir la inflación de corto plazo no sean los más apropiados (por ende no debería invertir de corto plazo), mientras que si el inversionista es más arriesgado, entonces hace todo el sentido del mundo invertir en el corto plazo en ambientes inflacionarios.
La capacidad de soporte financiero del inversionista: entendiendo esto como la disponibilidad de excedentes suficientes para garantizar que el inversionista no se descapitalizará producto de su inversión; esto puede verse como el poder de endeudamiento del inversionista o como su grado de libertad financiera, que le permite asumir invertir de corto o de largo plazo sólo a la espera de una ganancia, sin ver afectado su flujo de caja mínimo necesario para cubrir sus necesidades de deseos.
Estos elementos son claves, ya que identifican que instrumentos deben o pueden utilizarse, como regla general podemos decir que si Ud. es adverso al riesgo, no invierta bajo inflación en el corto plazo, lo mismo aplica si Ud. tiene poca libertad financiera o capacidad de soporte financiero.
Por el contrario si Ud. es más bien arriesgado, procure combinar varios tipos de instrumentos en vez de concentrar todo en una sola industria o empresa.
En la próxima entrega analizaremos unos instrumentos de inversión que pueden ser útiles en épocas inflacionarias.
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