Observando las cifras del presupuesto para el año 2009 aprobado por la asamblea nacional, observamos que existen algunos rubros que merecen un pequeño análisis, en especial a la luz de la realidad económica actual.
El presupuesto se realizó sobre el supuesto de que el producto interno bruto (PIB) del país crecería cerca de un 6% y que el barril de petróleo se ubicaría en promedio durante el año en 60 dólares por barril (DPB), con unas exportaciones aproximadas a 1,6 millones de barriles diarios (MBD).
Lo anterior implica que el ingreso por la actividad petrolera se ubicaría en unos 35.814 millones de dólares o su equivalente en bolívares al tipo de cambio oficial (que se mantiene en el presupuesto de 2,15 bolívares fuerte por dólar), unos 77 millardos de bolívares fuertes, lo que representa el 47% de los ingresos totales que recibiría el país.
Si consideramos que la cesta venezolana que es el precio que Venezuela cobra en los mercados internacionales por vender su petróleo, se ubica en los 31 dólares por barril, el ingreso real que estaría recibiendo el estado bajo los supuestos del presupuesto serían de unos 18.104 millones de dólares (38,92 millardos de bolívares fuertes), lo que representa una baja de casi 51% en los ingresos que recibiría el estado en el 2009, si los precios se mantienen iguales durante todo el año.
Si los precios se mantienen en estos niveles durante el 2009, es muy posible esperar que se registre una disminución del crecimiento esperado y se ubique más en un 3% que en el planificado 65 que estima la nación en su presupuesto.
Lo anterior lo que implica es que el estado va a verse en la necesidad de replantearse su estrategia de gasto con el fin de ajustarlo a la nueva realidad; esto no implica que el estado va a quebrar, simplemente que hay que realizar ajustes económicos con el fin de economizar y poder sortear los nuevos tiempos.
La disminución de ingresos del estado no tendría tanta repercusión si la economía no dependiese tanto del estado, debido a la fuerte desinversión privada que existe, lo que no permite que se expanda la actividad económica y se generen mayores fuentes de trabajo y de recursos.
En virtud de lo anterior, podemos esperar la aplicación de un paquete de medidas de ajuste económico que pasan por la reducción del gasto público, lo que implica menos recursos para los entes dependientes del estado y por ende menos oportunidades de crecimiento.
Una adopción de una política de estado consistente y acorde con la realidad económica del país, incluiría el incentivo de la participación empresarial, lo que no quiere decir que se obligue al empresario a participar, sino que se le brinden las garantías, recursos y herramientas necesarias para el libre desenvolvimiento de su actividad productiva.
Adicionalmente, es el momento propicio para fomentar la creación de los incentivos necesarios que estimulen el ahorro de los particulares, con el fin de permitir la acumulación de capital necesaria para realizar sus aspiraciones personales y su seguridad financiera y personal.
El 2009 es un año complejo, sobre todo por los grandes retos que se presentan y las dificultades que se avecinan, en futuras entregas, describiré un poco más algunas oportunidades que creo son pertinentes resaltar sobre todo para aquellos que como yo creen que una de la grandes necesidades que tiene el país, es la proposición de ideas concretas y la visualización de oportunidades que puedan existir en estos momentos tan complejos.
